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quinta-feira, 15 de novembro de 2012

¿Somos una sociedad tolerante?


La tolerancia se define como el respeto por los pensamientos y las acciones de terceros,   cuando estos resultan opuestos o distintos a los propios.  Es un concepto lejano a la indiferencia ante las realidades ajenas y no tiene relación alguna con la desidia frente a la amenaza, el peligro o el delito.

Nuestra sociedad pareciera ser en esencia intolerante.  Una sociedad formada por hombres y mujeres,  seres que en mayor o menor medida o frente a determinadas ideas o conductas expresan de distintas maneras su intolerancia. 

Intolerantes por: cultura, por miedo, por gregarismo.  En otras palabras lo somos por  formación,   por religión, por ideología y en gran medida por simple imitación.

Podríamos argumentar sin mentir que hemos evolucionado en las últimas décadas y que hoy en día Chile tiene una mentalidad más abierta y tolerante frente a determinadas realidades.  Pero eso no es real,  un segmento más representativo de la sociedad muestra mayor tolerancia en algunos temas,  pero no abarca al conjunto.  Se suscita aquí una curiosa realidad,  en la cual los extremos sociales de Chile comparten aversiones. Tanto en la élite como en el segmento económicamente menos favorecido.

Hilando fino sobre la mentada tolerancia y racionalizando el tema,  ¿Qué obtenemos?  Obtenemos un concepto vacío y débil que posee escaso valor en sí mismo.  Pues no parte del respeto,  la aceptación y el derecho ajeno.  Nace de un  viciado y barato argumento que pretende brillar cuando en realidad no es más que el resultado de la suma del relativismo moral y ético,   más la ignorancia, más el sin-sentido común.   A partir de esta idea copiada y replicada no se le reconoce legitimidad y derecho a las personas y sus opciones. 

Al contrario de eso se relativiza hasta lo nebuloso el concepto de normalidad.  Junto con esto no solo  se arrastran por el desagüe las nociones más necesarias de ética, moral y conducta proba. También el más elemental  sentido de realidad.  Pues no se tolera al individuo, ni a sus conductas,  ni a sus ideas por la inherencia de sus derechos como ser humano y miembro componente de una sociedad.  En lugar de eso se equiparan todas las tendencias, todas las ideas y todas las conductas como iguales y eso es una mentira, un error.

Por cuanto no es igual ser homosexual que heterosexual, ni es lo mismo ser un parafïlico fetichista que ser un pedófilo.   Existen intereses y estilos de vida distintos,  existen delitos o simples prácticas privadas e inocuas. Pues lo que para un sado-masoquista es normal,  no lo será jamás para un homosexual o para un heterosexual. 

Y viceversa y etc.    Por lo tanto ya es hora de dejar de repetir esa baratura de pregunta ¿Qué es normal?  Si no he sido claro;  la pregunta debería ser tan amplia como esto,  ¿Qué es normal para un homosexual?,  ¿Qué es normal para una lesbiana?, 

¿Qué es normal para un heterosexual con tendencia sadomasoquista? Y así hasta la enorme variedad de tendencias y opciones sexuales existentes,  desde las más aceptadas socialmente hasta aquellas aberrantes que están penadas por las leyes y que no pueden ser aceptadas de ninguna manera en cualquier sociedad.  Pues solo lo que le es connatural al individuo le resultará normal. 

Y aquí radica el gran error en el enfoque social sobre la tolerancia y la intolerancia.  Insistir en basar la tolerancia y el respeto precisamente en los aspectos que nos separan,  pretender que todos vean normalidad en prácticas y usos que le son extraños y desagradables,  cuando lo que  realmente importa es no perder de vista las cosas que nos unen como especie,  como seres humanos o como hijos de Dios si es que prefiere verse de esa manera. Basando el derecho,  en el individuo, en la persona humana y no en un  solo aspecto de su sexualidad y/o afectividad. Relegando de esta manera todos los demás aspectos del hombre y/o mujer;  tanto en función de sus necesidades como ser humano, como en cuanto a su aporte a la sociedad.


Décadas atrás;  la hegemonía del catolicismo oprimía directa e indirectamente, consciente o inconscientemente a otros credos y en gran medida a quienes no profesaban credo alguno.  El poder enorme y omnipresente del  catolicismo en los ámbitos, social, político,  intelectual,  económico, etc.  Vetaba ideas y personas,  perseguía ideologías y proscribía conciencias.  Algo queda y quedará siempre de eso,  es inevitable y no solo con el catolicismo,  pasará también con cualquier religión.  Las cosas han cambiado notablemente,  ese poder ya no es tal y lo que queda de él no se expresa de la misma forma.   No es importante al menos dentro de este contexto teorizar el porqué de esto,  si acaso es  la concreción de una política Vaticana  post-conciliar más abierta e integradora.  O por el contrario es el  saldo negativo del mismo Concilio Vaticano II y el  desprestigio de  la Iglesia Católica por su propia acción,   omisión  y complicidad ante hechos demasiado conocidos. 

Pero no  se puede ni se debe esperar más apertura de parte del catolicismo ni de ninguna otra religión o credo. Pues los credos como tal,  no pueden ceder  ni conceder demasiado.  Los gestos y las acciones de buena voluntad,   son y serán  limitados.  Pues no son empresas privadas que puedan reformar sus estatutos y cambiar sus reglamentos.  Habrá temas en que sería imposible dejar la intolerancia y la condena porque esto las desnaturalizaría y las pondría en abierta contradicción con sus propias doctrinas.  Por tanto esperar algo más que un prudente  respeto por parte de los credos no es realista,  salvo en lo que las leyes terrenales les obliguen a cumplir, porque las divinas se han interpretado de otra manera por dos mil años y no dan lugar a otra cosa.

¿Pero qué pasa con ese sector otrora perseguido y oprimido por la religión imperante,  que sucede con los adalides de la libertad de pensamiento y de conciencia?   ¿Qué sucede con esas víctimas de ayer que no tienen religión,  que no creen en nada, que no profesan fe alguna?  ¿Qué tan tolerante es ese reducto de sabiduría que se denomina ateo, porque no cree en nada? 

Para empezar deberíamos considerar que el ateísmo no es más que otro sistema de creencias,   porque al fin y al cabo no existe ser humano que no crea en nada,  solo gente que lo desconoce.

Pareciera que solo giramos un tornillo y cambiamos miserablemente una intolerancia por otra,  es curioso que las victimas de ayer,  hoy en día destilen el mismo veneno del cual se dijeron victimas.

Que la fe es igual a estupidez,  a falta de educación,  a un primitivo retraso socio-cultural,  a irresponsabilidad,  etc.  Que insistencia en pasar por el filtro científico las verdades de la fe,   cuando es evidente que hay cosas que no se pueden medir,   ni pesar, ni verificar por medio de ciencia exacta alguna.   Es tan absurdo como pedirle a un filósofo que compruebe sus enunciados,  cuando la filosofía es una ciencia que vive en función de auto-combatirse.  Es una ciencia que no se comprueba ni se demuestra,  solo se argumenta y su valor está en lo que su proceso y evolución aporta al ser humano.

Asociaciones dedicadas a demostrar la mentira de toda cosa relacionada con la fe,  virulentas manifestaciones contra todo tipo de fe,  demostraciones de odio por medio de la burla y el escarnio hacia la idea de Dios en las redes sociales.  Un ateísmo militante resulta tan desagradable y ofensivo como puede serlo cualquier credo irrespetuoso.

No tengo la intención de entrar en la inútil y absurda discusión del derecho que pueden tener las ideas en cuanto tales,   tratando de establecer una relación de equivalencia entre algo intangible y abstracto como lo puede ser un conjunto de dogmas que nunca serán comunes a todos y el ser humano que por su condición de tal si está resguardado en sus derechos elementales,  como en este caso el derecho a la honra y el buen nombre.   Menos aún tratar de demarcar la línea divisoria entre la libertad de expresión de las personas que sí es un derecho fundamental y el respeto público por las ideas de los otros.  Sería una tarea fútil y hasta tonta.  Pero sobre esto no está de más recordar los hechos sangrientos de hace poco tiempo,  a propósito de una película cuyo único fin era burlarse y ofender al Profeta Mahoma y ridiculizar la fe Musulmana.  Como reflexión final solo me queda esto;    si no somos capaces de mantener el respeto hacia ideas y dogmas ajenos por que exista un principio jurídico que lo garantice o un principio ético que lo respalde,  tendremos que aprender a hacerlo porque existe un final y este final  a veces es dramático y violento y nadie puede decir que nunca viviremos algo de eso.












quarta-feira, 13 de outubro de 2010

....... Y DESPUES DEL RESCATE, ¿QUE VIENE?

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Mirando las imágenes que mi televisor transmite,  la salida de los mineros desde su trampa mortal,   viendo todo lo que ha rodeado y seguirá rodeando no solo a la operación misma,  si no a las personas que salen de la mina.  Me pregunto con inquietud,  ¿acaso no será, que lo peor está por venir para estas treinta y tres familias?


El dinero,  la fama,  los intereses que se irán creando en torno al acontecimiento que ha marcado las vidas de estos mineros.  ¿No serán de alguna forma,  una segunda trampa mortal para ellos?


Mientras las luces brillen y su historia sea un bien explotable,  para las grandes cadenas de TV y la prensa.  Vivirán un sueño,  pero los sueños,  sueños son.


¿Cuanto falta para que la noticia nos sature,  el interés decaiga y su aventura no sea un éxito comercial? Tres meses,  seis meses,  un año.  En el ínter tanto  ¿cuantas  cosas importantes  lograrán ganar o retener? ¿Cuántas cosas efímeras tratarán de hacer perdurables?


Quizás y es lo que mas lamentaría, durante este proceso se hayan cambiando las cosas buenas y únicas de siempre, por el frío  brillo de las luces;  que mas temprano que tarde apuntarán hacia otro lado.


 


Cuando la marea baje y la realidad regrese…………

terça-feira, 5 de outubro de 2010

TERRORISMO EN CHILE, LA INDEFINICION DEL ESTADO

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El terrorismo es una realidad en el mundo entero,  solamente en Chile no existe en manera oficial.   Es curiosísimo ese “estado de cosas”  en una nación afectada de cuando en cuando por actos de naturaleza violenta, que tienen por objeto amedrentar a sectores sociales,  y forzar a las autoridades a hacer o dejar de hacer.


Sin embargo  y a pesar de la “inexistencia”  del terrorismo en Chile,  tenemos una ley ya antigua que se refiere a ello.  Hagamos la salvedad necesaria para poder entender este asunto.  La ley 18.314  no habla del terrorismo en lo sustancial.  Esta ley tipifica bajo ciertas circunstancias a algunos delitos como de naturaleza terrorista.  Simplemente la ley no define lo que para el estado chileno es el terrorismo.  Mas extraño aún resulta que se utilice este cuerpo de ley,   para sancionar ciertas conductas;  siendo que en consenso las autoridades de todos los gobiernos democráticos y las autoridades militares y policiales de todos esos gobiernos han negado sistemáticamente la existencia del terrorismo en Chile.  La Estrategia Nacional de Seguridad Pública,  en su última edición no lo menciona. El mundo académico a través de los estudios y análisis realizados en distintos periodos recientes,  se ha sumado completamente a esta postura.  En Chile no existe terrorismo.


Si los analistas mas autorizados tanto del ámbito académico  como de los institutos militares y/o policiales,  no han encontrado en este país una sola evidencia de actividad terrorista,  ¿porqué?  El gobierno del Presidente Lagos,  empezó a aplicar esta ley.  Algo importante no está en concordancia aquí.


El tema del terrorismo tiene una trascendencia mayor para cualquier nación.  Es demasiado complejo como para no tener una política, una visión de estado y una doctrina nacional frente a este flagelo.  Si tenemos que aplicar leyes antiterroristas,  podemos suponer en buena lógica que realmente estamos siendo victimas como nación de la acción de grupos extremistas,  cuyas demandas son inconsistentes con el derecho.  Por cuanto no pueden ser atendidas por la autoridad y en consecuencia usan la violencia y el miedo para imponer sus intereses.  Extinguiendo el estado de derecho y la autoridad del gobierno central.   Esa misma lógica que mencioné un poco antes,  también nos indica que algo grave y tremendamente injusto está actuando en detrimento de un sector de la población que ha adherido de una  u otra manera a la acción terrorista. Afectando desde adentro la seguridad nacional.  Lo cual en el corto o mediano plazo tendrá repercusiones sociales y económicas que afectarán negativamente a los demás estamentos sociales y a la imagen internacional. 


Todas estas consideraciones apenas básicas,  imponen la necesidad de al menos tener un consenso y una doctrina relativa al terrorismo.


Que es lo que dice la actual ley antiterrorista


Cito textualmente:         LEY ANTITERRORISTA Nº 18.314


En concreto, se entiende por “terroristas” los delitos de homicidio, lesiones, secuestro (encierro, detención, retención de una persona en calidad de rehén y/o sustracción de menores), envío de efectos explosivos, incendio y estragos, las infracciones contra la salud pública y el descarrilamiento, siempre y cuando ocurran en las siguientes circunstancias:


-         Que el delito se cometa con la finalidad de producir en la población o en una parte de ella el temor justificado de ser víctima de este tipo de delitos


-         Que se cometa mediante artificios explosivos o incendiarios, armas de gran poder destructivo, medios tóxicos, corrosivos o infecciosos u otros que pudieren ocasionar grandes estragos, o mediante el envío de cartas, paquetes u objetos similares, de efectos explosivos o tóxicos


-         Que el delito sea cometido para arrancar resoluciones de la autoridad o imponerle exigencias



Tomadas estas consideraciones básicas, también se incluyen en la lista de actos terroristas otros delitos como:


-         Apoderarse o atentar en contra de una nave, aeronave, ferrocarril, bus u otro medio de transporte público en servicio, o realizar actos que pongan en peligro la vida, la integridad corporal o la salud de sus pasajeros o tripulantes


-         Atentar en contra de la vida o la integridad corporal del Jefe del Estado o de otra autoridad política, judicial, militar, policial o religiosa, o de personas internacionalmente protegidas, por los cargos que ejercen


-         Colocar, lanzar o disparar bombas o artefactos explosivos o incendiarios de cualquier tipo, que afecten o puedan afectar la integridad física de personas o causar daño


-         La asociación ilícita cuando ella tenga por objeto la comisión de delitos que deban calificarse de terroristas


-         Los delitos de secuestro, sea en forma de encierro o detención, sea de retención de una persona en calidad de rehén y de sustracción de menores, cometidos por una asociación ilícita terrorista, serán considerados siempre como delitos terroristas.


La huelga de hambre Mapuche.


La estrategia asumida por los mapuches,  para enfrentar los cargos terroristas que se les están imputando ha tenido muchísimo mas éxito que cualquiera de las otras actividades violentas que antes han utilizado. La determinación radical de hacerse daño a si mismos,  no solo ha conseguido ejercer presión en el gobierno y los demás órganos  del estado involucrados en el tema,  llámese poder judicial y los agentes  de control específicamente Gendarmería de Chile.  Su plan de acción ha sido exitoso y ha  concitado la atención y el apoyo nacional e internacional.   Para legitimar su condición de victimas y la necesidad de atender sus demandas.  Confundiendo peligrosamente estas dos aristas del problema,  que en si son muy distintas.  


En este momento aún quedan once personas en huelga de hambre,  pero el grueso de los huelguistas ya depuso la medida.  El gobierno se comprometió a modificar la tipificación de las demandas. Es decir nadie de los involucrados será juzgado por terrorismo.  Además ya se conocen cuales serán las modificaciones que se incluirán en la ley antiterrorista y que transcribo a continuación.


Los principales cambios que sufrirá la actual legislación contra delitos terroristas son los siguientes:


-          Se introdujo un artículo que impide juzgar a menores de 18 años por la Ley de Conductas Terroristas, sino por la de Responsabilidad Penal Juvenil, aunque se establece como agravante de delitos terroristas, el actuar en compañía de menores de edad


-          Se elimina la presunción de dolo terrorista respecto a todo delito cometido mediante artificios explosivos o incendiarios, armas de gran poder destructivo, medios tóxicos y otros (el dolo debe ser probado)


-          Se reducen las penas para los delitos de incendio cuando éstos constituyan conductas terroristas


-          Se garantiza el derecho de los acusados a que se contrainterrogue a los testigos y peritos protegidos que hayan declarado en su contra


-          Se exime de responsabilidad penal el desistimiento de la tentativa de cometer algún delito terrorista, siempre que se revele el plan y las circunstancias del mismo


-          Se aumentan las penas al financiamiento del terrorismo al rango entre 541 días a 5 años y 1 día de presidio


Respecto al proyecto  que restringe la competencia de los tribunales de justicia militar, traspasando todas las causas que afectan a civiles en dichas cortes a la justicia ordinaria, éste ya fue aprobado por la Cámara de Diputados y espera cumplir su segundo trámite en el Senado.


http://www.bcn.cl/carpeta_temas_profundidad/ley-antiterrorista


Es evidente el éxito rotundo que ha obtenido la presión mapuche,   hasta ellos mismos entienden que sería impresentable liberarlos así sin más,  ya saben que más no podrán obtener,  para evadir el peso de sus responsabilidades.


Los alcances de estas decisiones políticas, cien por ciento políticas. Tomadas al calor de la presión internacional y bajo la sombra de una ley que todos saben que es más que perfectible, ya que adolece de fallas estructurales.  No pueden de ninguna manera,  desembocar en una alternativa que se pueda considerar mas justa.  Porque al parecer,  en el apuro por solucionar el problema y evitar a toda costa,  que alguien muera en una prisión y a “manos de la justicia chilena”.  Se reformará nuevamente una ley,  sin que esto necesariamente implique una mejora en dicha ley. Donde la justicia y el respeto al derecho sean el objetivo principal.  


¿Cómo afectarán estas reformas y las decisiones que se han tomado en estos días,  con respecto a los mapuches,  en otras causas que se tramitan también por terrorismo?  Específicamente como se verán afectados los juicios contra los Ocupas de Santiago.  Este traje a la medida creado para los mapuches,  también lo usarán los anarquistas hoy procesados. O ¿acaso las leyes nacionales son aplicables solo a una etnia o una región?


¿Qué pasa con las victimas de la acción violentista en el sur de Chile?  ¿Alguien entre los políticos y las autoridades que han participado en este proceso,  se ha preocupado por los intereses,  la seguridad y la debida reparación que merecen las victimas de los delitos que se han cometido en el sur?  No,   al parecer nadie lo ha hecho ni siquiera las autoridades eclesiásticas se han acordado de ellos.  ¿Acaso el vuelco judicial al que están siendo sometidos los juicios y los procesos que se llevan adelante,  en los tribunales sureños,  dejarán muy conformes a quienes figuran como victimas y perjudicados? 


A mi juicio particular y muy personal, el estado chileno necesita definir claramente que entiende por terrorismo, la ley 18.314  no lo ha hecho nunca y ahora tampoco.  Sin un horizonte claro al respecto,  seguirá quedando a criterio de jueces y fiscales la rotulación de determinados actos.  Y estas personas siempre estarán bajo la presión de las circunstancias,  tal como sucede en este momento. Este a mi entender es el principal responsable de las injusticias que se han cometido o se pueden cometer al aplicar la ley antiterrorista.  Llama poderosamente mi atención que en las reformas que vienen,  se elimine el la presunción del dolo terrorista,  en los delitos cometidos que impliquen incendio,  uso de explosivo o armas de alto poder,  o tóxicos.  Se exige ahora  probar la intención terrorista de quien lo ejecuta.  Pero como probar una cosa que no está definida,  que en la constitución chilena simplemente no aparece.  


El avispero tiende a calmarse con las nuevas medidas y los compromisos que el gobierno ha asumido,  pero no es la solución.  Ya que el otro tema,  que es totalmente distinto,  el que tiene que ver con las demandas y las aspiraciones del pueblo mapuche aún está muy lejos de solucionarse.   Este reblandecimiento de la ley me parece transitorio,   dependiente de los hechos del momento.  Casi podría decirse que la balanza en Chile se inclina por el que grita más fuerte y sabe poner en jaque al estado.  Y no como podríamos y deberíamos esperar por la justicia y el derecho de todos.  Y no de un solo factor de la ecuación.  Por eso considero transitorio el asunto,  bastará que el contexto cambie,  que otro grupo presione o que la violencia supere la medida de lo aceptable para que nuevamente el péndulo oscile esta vez en sentido contrario.