Si he visto alguna vez una película muy femenina, es precisamente “Grvabica”, traducida como “La revelación de Sara” o también como “Sarajevo mi amor”.
Grvabica es un barrio de Sarajevo, famoso por haber sido uno de los escenarios más cruentos y brutales de la última guerra. En uno de los conflictos mas difíciles de entender y mas aún de explicar, no solo desde su génesis y el desarrollo del mismo. Si no también por la naturaleza terrorista de los elementos tácticos usados por los combatientes, en contra de la población civil. En especial en contra de las mujeres de la antigua Yugoslavia
El fin de la guerra fría y el ocaso de la URSS, son el punto de partida de este conflicto. En el cual no solo se disputaba la preservación de Yugoslavia como nación multiétnica y multi-confesional. También se disputaba un re-ordenamiento étnico, religioso y político.
Fueron muchos conflictos en uno, guerras de independencia, de intolerancia y persecución religiosa, de dominio político, de limpieza étnica, de conquista territorial. Todo al mismo tiempo, en donde la violación y todo tipo de violencia sexual en contra de las mujeres, fue utilizada sistemáticamente como arma de terror, de humillación y castigo hacia la población civil.
Al revisar la historia, cuesta entender quién es quién y a quién comanda, difícil digerir los objetivos de la lucha, que contemplaban la exterminación de aquellos que no pertenecían a una etnia o una religión en particular. Las columnas de lucha paramilitar, las fuerzas mercenarias y los voluntarios extranjeros; griegos, musulmanes, etc. Vuelven aún más confuso el panorama. Al final lo que mas cuesta entender, es porque se hicieron esas cosas entre ellos. ¿Como pudieron llegar a odiarse tanto?
El argumento
Grbavica es el nombre de un barrio de Sarajevo (Bosnia) en el vive Esma (Miljana Karanovick) Madre soltera de una rebelde adolescente de nombre Sara (Luna Mijovic)
La película respira pobreza, desolación y violencia contenida. La frustración, la rabia y la infelicidad de los personajes son perceptibles en todos sus gestos y reacciones. El fantasma de la guerra está presente en los escombros de edificios que aún no han sido reconstruidos. Está presente en las terapias infructuosas para las mujeres abusadas como Esma, que asisten a ellas por el dinero que entrega el gobierno y no por liberarse de su calvario. Esta presente en las conversaciones de los personajes, que aún buscan los cadáveres de sus familiares, etc. Etc.
Sara tiene 12 años es rebelde, agresiva y está llena de preguntas. Pronto su colegio realizará un paseo de fin de curso. La cuota que su madre deberá pagar por ese paseo es muy alta para la precaria economía de esta familia. Con un trabajo nocturno como camarera en una discoteca, Esma apenas puede pagar lo básico. Sin embargo con solo acreditar mediante certificado oficial que el padre de Sara murió como mártir durante la guerra, el precio a pagar se reduce a la mitad.
En el colegio muchos, demasiados niños como Sara son huérfanos de padre. Todos poseen el dichoso certificado y han sido informados de la forma en que murió su padre. Solamente Sara desconoce esos detalles de la muerte de su papá y no tiene el certificado. Ahora ante la inminencia del viaje, Sara presiona a su madre para que realice el trámite y obtenga el documento.
Estos días se vuelven amargos para Esma quien inicia una carrera frenética por conseguir el dinero para su hija, pero ni por casualidad realiza el trámite para conseguir el certificado.
Todo sale mal, Esma pierde su empleo y sus posibilidades de conseguir ese dinero se evaporan. Otras circunstancias y conflictos entre madre e hija agravan la tensión entre ambas llevando la situación al extremo. Es en este estado de cosas que Esma le confiesa a su hija la verdad. Sara no tuvo padre conocido que muriera como héroe. Al contrario Sara es hija de un “chetniks” nombre despectivo con que los bosnios apodaron a los soldados-violadores Serbios. Durante los meses de cautiverio de Esma en un campo de concentración, fue violada y abusada diariamente por la tropa enemiga. Lo hacían de a uno o en grupo, día y noche sin parar. Hasta el séptimo mes de embarazo las violaciones se realizaron. Se estima en 50.000 las mujeres musulmanas victimas de estas violaciones sistemáticas. Para los Serbios el objetivo no solo era violar, el objetivo era embarazarlas y obligarlas a tener hijos Serbios. Para de esta manera humillar a la mujer, a la familia, a la etnia a la religión que estaban exterminando.
Finalmente, Esma si consigue el dinero y su hija realiza el viaje junto con sus compañeros y amigos. La verdad las ha liberado a ambas y el sol empieza a brillar.
Dije antes que pocas veces había visto una película tan femenina, no solo porque los personajes más importantes son mujeres, o porque la dirección de la cinta estuviera a cargo de una mujer (Jasmila Zbanic en la foto) o porque la violación y el abuso sexual sean más frecuentes en contra de las mujeres. Lo dije sobre todo porque solo las mujeres, en este caso la directora de la cinta, podrían retratar a partir de un ejemplo individual una realidad oculta y vergonzosa. Estremeciendo con su valor para decir esta verdad que se ha querido enterrar, las conciencias de hombres y mujeres por igual.
Son miles las Esma que deambulan por las calles de la antigua Yugoslavia y son miles los niños como Sara, hijos de violaciones salvajes. Muchos de ellos fueron abandonados en orfelinatos, otros fueron llevados al norte de Europa y otros tantos viven con sus madres y en muchos casos desconocen su verdadero origen y sueñan con el padre heroico muerto en la guerra. Mientras tanto los culpables en su gran mayoría siguen libres, impunes y en algunos casos gozando de beneficios estatales como ex combatientes. Es atemorizante pensar en el futuro de una sociedad literalmente violada.
Después de todos estos años, los estados involucrados solo han podido definir la lista de sus mártires y héroes, sin embargo no han sido capaces de determinar quienes son las victimas y menos aún de reparar los daños. Por lo pronto administrando algo de justicia ya se haría mucho por ellas. Para hacernos una idea, el estreno del film fue prohibido en Serbia y en otras repúblicas de la ex Yugoslavia despertó toda clase de reacciones incluyendo intentos de impedir la entrada a las salas de cine.
Para nosotros una película mas, cruda y dolorosa pero solo una película. Para las mujeres musulmanas de Bosnia una válvula de escape, una oportunidad de vomitar la verdad y empezar a sanar.