Hace más de cincuenta años, se lucha en los campos y ciudades de Colombia. Cincuenta y más años de guerra interna. Y antes de eso se vivió un periodo al cual la historia colombiana denomina como “la época de la violencia”. Época en la cual las luchas sangrientas bipartidistas conservadores (godos) y liberales, bañaron de sangre cada rincón de ese país.
El actual conflicto es la consecuencia de una guerra mal terminada, el resultado de una pacificación a medias y sobre todo de la irresolución de los conflictos que motivaron los enfrentamientos.
Una violencia parida por la violencia, apoyada por la injusticia y la impunidad. En una dinámica de acción y reacción perversa en la cual las pretendidas soluciones no han sido peores que el problema. Se han convertido en un nuevo problema.
Muchas han sido las iniciativas de pacificación que los distintos gobiernos han puesto en práctica. Algunas con éxito o éxito relativo, otras inmersas en el fracaso. Brevemente como antecedente histórico podemos citar las siguientes:
1953 Entre el General Rojas Pinilla y Guadalupe Salcedo líder de las guerrillas liberales. Proceso de paz que incluyó el indulto presidencial. Pero que fracaso al año, por el asesinato de los indultados
1958 Se creó la Comisión Especial de Rehabilitación de las Zonas Afectadas por la Violencia. Esto les dio figuración política a las guerrillas, pero fracasó también. Seis años después de este fracaso y la consecuente reacción militar, hizo su aparición la FARC.
1982 El Presidente Belisario Betancourt convoca una comisión de paz. Esta comisión logra acuerdos en 1984-1985 con las FARC, M-19 y el EPL. Pero nuevamente asesinatos y actos terroristas sepultaron esta iniciativa.
1989 debido a su debilitamiento militar el M-19 grupo terrorista de izquierda se desmoviliza. Negociando muy convenientemente con el gobierno de turno. Hoy en día son un partido político.
1991 el EPL se desmoviliza y se convierte también en grupo político.
1995 El Presidente Ernesto Samper intenta una negociación con las FARC, pero ante la negativa del ejército esta también fracasa.
1997 El Presidente Andrés Pastrana crea una zona de distensión militar de 42.000 kilómetros en San José del Caguán.
Durante cinco años el grupo terrorista FARC, se aprovechó de esa zona de distensión para fortalecerse militarmente. Burlándose de la ingenuidad del Presidente Pastrana y de la buena fe del pueblo colombiano.
2004 El Presidente Álvaro Uribe consigue la desmovilización de las Autodefensas. Los cabecillas de estas bandas fueron encarcelados y ante los incumplimientos de los acuerdos con el gobierno, fueron extraditados a EEUU.
La banda narco-terrorista FARC, en la actualidad cuenta con cerca de ocho mil (8.000) efectivos es decir muy lejos de los quince mil (15.000) hombres en armas que en otros momentos tuvo a su disposición. Ha sido desplazada de territorios en los cuales ejercía ilegalmente la autoridad sobre la población civil. Ha perdido en los últimos años a sus líderes más representativos y lo que es más importante, el factor fundamental para la supervivencia y el éxito de una organización insurgente en el plano táctico hoy le juega en contra. Pues su movilidad y rapidez en los escenarios de conflictos no es mas su mejor arma, ahora es su única y desesperada manera de escapar de los agentes del orden.
Las nuevas condiciones del escenario de guerra ejercen presión sobre toda la estructura político-militar de la FARC. Desde los altos mandos, hasta la tropa. Todos por igual perciben que el futuro es oscuro la posibilidad de victoria ahora es mucho menos que irreal. Surgen en el horizonte dos alternativas la cárcel o la muerte y nadie en la FARC desea ese destino. Es sintomática la drástica reducción del contingente terrorista y más grave aún es la evidencia de traición y delación que han permitido las exitosas y resonantes operaciones del Ejército en los últimos tiempos. Hace algunos años, antes de la presidencia de Álvaro Uribe el panorama era desoladoramente distinto. La subversión había logrado conformar una muy eficiente red de inteligencia gracias al chantaje, la amenaza y el dinero del narcotráfico. Eran las instituciones de Defensa y Seguridad las que estaban infiltradas y totalmente vulnerables ante el terrorismo. Hoy son los terroristas quienes no pueden confiar ni en su propia gente, están infiltrados, sus hombres de confianza ya no son confiables. Sus medios de comunicación están siendo constantemente vulnerados, intervenidos, manipulados o silenciados al antojo de la Inteligencia colombiana. Como prueba de esto están las tumbas de varios importantes comandantes léase; Mono Jojoy, Raúl Reyes, Alfonso Cano.
Más ejemplos; Ingrid Betancourt y muchos más secuestrados están en sus casas sanos y a salvo.
La más importante y dañina consecuencia de este panorama, es la baja moral de los efectivos. Perder la fe en la victoria, es perder la voluntad de combatir y la decisión de vencer. Si no es el caso, ¿para que un proceso de paz?
Sin embargo lo anterior no podemos dejar de lado la objetividad, la FARC posee una ingente fuente de recursos monetarios procedentes del narcotráfico y esta disponibilidad de dinero le permite “sub-contratar” combatientes, como es el caso de las denominadas “bacrim” bandas criminales. Que no son más que remanentes de sus antiguos enemigos las AUC Autodefensas Unidas de Colombia; los mismos que ejecutan misiones de carácter terrorista para la FARC. Se estima en veinte mil los posibles colaboradores ocasionales y/o pagados que el narco-terrorismo podría utilizar.
Como consecuencia de la limpieza y recuperación del territorio que el gobierno del Presidente Uribe logró, se produjo una redistribución de la fuerza. Afincándose en las fronteras con Venezuela y Ecuador. Esta cercanía con ambas naciones impone limitaciones a las operaciones militares colombianas y ha sido y seguirá siendo foco de conflicto con los dos países vecinos. Máxime cuando es un hecho probado que tanto los gobiernos actuales de Venezuela y Ecuador han sido complacientes e incluso cómplices de la FARC.
Esta nueva realidad con lo positivo y lo negativo es el fruto de la decisión política y el esfuerzo conjunto de las Fuerzas Armadas, bajo la dirección del ex Presidente Álvaro Uribe y la participación activa de los Estados Unidos a través del Comando Sur, que ha concretado su apoyo por medio de la transferencia tecnológica y la asesoría militar más directa y en terreno.
Gracias a todo lo anterior Colombia en este momento posee una capacidad de respuesta militar altamente eficiente, con un sistema de Inteligencia y contra-inteligencia exitoso cuyos logros no solo se han concretado en el desarrollo de operaciones especiales como; el rescate de Ingrid Betancourt y la baja de los terroristas Mono Jojoy y Raúl Reyes. También en el plano específico de la Inteligencia de Combate es evidente el positivo impacto. El uso de tecnología altamente sofisticada provista por USA es uno de los elementos determinantes en el éxito que hasta el momento ha conseguido el Ejército colombiano en el combate contra el narco-terrorismo. Y por supuesto la alta moral, el valor y el sacrificio de los soldados colombianos.
La experiencia en la misma Colombia demuestra que los esfuerzos de paz únicamente tienen asidero cuando los grupos terroristas se encuentran en situaciones extremas. Jamás ninguno de ellos ha actuado en pro de la paz o pensando en el bienestar de Colombia. Solo cuando sienten que están a punto de ser aniquilados, son capaces de tratar con seriedad un tema tan delicado como es la paz y la desmovilización. Ejemplo de esto son los procesos del M19, el EPL y las Autodefensas. En ninguno de ellos se tuvo como premisa el bien nacional, la justicia y el orden. Solo salvarse a si mismos y evitar la mano de la justicia. Para ello negociaron inteligentemente, asegurándose un estatus político que les garantice impunidad y la posibilidad de profitar a futuro del estado de derecho.
Por esto no es ninguna sorpresa que sea ahora la FARC, quien esté promocionando de forma ostentosa un proceso de paz y tampoco sorprende que la segunda fuerza insurgente el ELN, Ejército de Liberación Nacional esté dando claras muestras de sumarse al proceso.
Las claves de la estrategia del Presidente Santos
Juan Manuel Santos enfrenta quizás la más dura de las pruebas que un mandatario puede enfrentar. Está en el umbral de pasar a la historia como uno de los grandes Presidentes de América Latina o sumarse a la lista de los bien intencionados. Cuya gestión en el mejor de los casos resulta inocua y en otras oportunidades nefasta. En esta apuesta el Presidente Santos no solo se juega su futuro político frente a las próximas elecciones presidenciales, lo hace también frente a la historia. Una apuesta a todo o nada.
Las experiencias anteriores y la evidencia histórica han sido buenas maestras para la estrategia colombiana. Al parecer Santos no está dispuesto a cometer los mismos errores del pasado, aquellos que no solo llevaron al fracaso de los intentos de pacificación. Si no que también ocasionaron la perdida de la confianza en las iniciativas de paz y la desesperanza por parte de aquellos sectores sociales que han sido directamente afectados. Que esté evitando los errores del pasado no significa que no haya cometido nuevos errores que tarde o temprano le pasaran la cuenta.
1.- Oportunidad propicia
Recordemos que este proceso de paz ha sido una iniciativa de la FARC no fue solicitado por el gobierno, ni otro sectores del país. Por tanto y dada la manera artera de proceder del terrorismo colombiano, es un síntoma claro del debilitamiento y la incertidumbre dentro de esta organización. En consecuencia es la mejor oportunidad para iniciar una negociación desde una posición ventajosa para el gobierno.
2.- Fases de la negociación
Para llevar a cabo este proceso el gobierno estableció tres fases bien definidas las mismas que permiten evaluar el progreso y los resultados de las negociaciones. La primera se denominó de Exploración la cual ya se cumplió y correspondió a los primeros contactos que se hicieron entres las partes. Con las reuniones secretas, la manifestación de intenciones y la aceptación de las condiciones básicas expresadas por ambas partes.
La segunda de negociación propiamente tal, que es la que está comenzando por estos días.
La tercera de implementación, en la cual las dos partes deberán dar cumplimiento a lo acordado. Fase vital en la que sin duda los países garantes Cuba y Noruega y los países acompañantes Chile y Venezuela tendrán una importante participación. Nótese que con un muy buen criterio el Presidente Santos dejó establecido que la participación de cualquier nación en este proceso solo podrá ser bajo la expresa solicitud del gobierno colombiano.
Otra línea trascendente de esta fase del proceso, es que permitirá establecer los mecanismos para el seguimiento de todas aquellas personas que se acojan a la desmovilización y no suceda lo ocurrido en el proceso con las AUC en la cual el gobierno simplemente perdió de vista a aproximadamente siete mil subversivos. De los cuales se puede suponer que son parte de las “bacrim” bandas criminales o están delinquiendo en otras naciones.
3.- Negociaciones bajo fuego
Las lecciones históricas del pasado reciente, dejaron claro que no se puede errar nuevamente al concederle al narco-terrorismo tiempo y espacio. Las desastrosas consecuencias de iniciativas como la del Caguan han aportado una clara visión al mandatario colombiano. Se negociará sin limitar los esfuerzos de guerra, sin otorgarles zonas de distensión o exclusión. En todo momento la FARC seguirá sintiendo el peso de la acción militar y el acoso de la autoridad.
Por otra parte y no por ello menos importante, ante la eventualidad de un cese al fuego cualquier acto de agresión de las partes pondría en riesgo la continuidad del proceso.
4.- Plazos acotados
Otro de los aciertos del gobierno fue establecer plazos para el desarrollo de las negociaciones con la FARC. Estos plazos son cortos los resultados y avances del proceso serán evaluados cada cierto tiempo y este tiempo está considerado en meses no en años. Si no hay avances significativos el gobierno se retira.
5.- Firmeza y decisión de combatir, pero no de exterminar
Un enemigo desesperado y acorralado luchará con toda su energía para sobrevivir y causar el mayor daño posible. El gobierno colombiano comprende esa realidad, entiende lo contraproducente que puede ser el tratar de obtener una solución exclusivamente militar al conflicto. Por ello han dado este importante paso asumiendo todos los escenarios potenciales los positivos y también los negativos. El fantasma de una oleada terrorista en las ciudades como a finales de los ochenta, es un elemento importante a la hora de tomar decisiones. Si algo de eso se volviera a materializar echaría por tierra todos los esfuerzos y posibilidades de alcanzar un alto al fuego definitivo. Toda esperanza de paz se volatilizaría junto con la dinamita.
Los errores de Santos
Evidentemente es impensable que una negociación pueda regirse exclusivamente bajo las condiciones de una de las partes. Esto no solo es contrario al sentido mismo de una negociación, es también imposible. Por ello el gobierno colombiano ha debido ceder y otorgar a su contraparte en determinados asuntos. No obstante estas obvias razones, se pueden criticar justificadamente las siguientes concesiones al narco-terrorismo:
La elección de la sede en La Habana Cuba
Esta fue una solicitud expresa de la FARC, a la cual el Presidente Santos accedió de manera precipitada. No se precisa explicar en detalle porque la FARC solicitó este país en particular para realizar las negociaciones. Para graficar el tema basta con decir que en la Habana, la FARC juega de local. En lugar de aceptar esta solicitud, el gobierno colombiano debió proponer e insistir en otra sede. De alguna nación que pueda garantizar neutralidad y equidad para ambas partes. De seguro en muy breve tiempo se sabrá del descontento de la representación colombiana.
Por lo pronto tenemos al gobierno colombiano colaborando ingenuamente en un lavado de imagen de dos regímenes altamente cuestionados por sus métodos y sus objetivos. Fortaleciendo la imagen del Presidente Chávez, no solo en el escenario internacional. Principalmente en su propio terreno, pues si las negociaciones en curso tienen éxito el Presidente Chávez y el dictador cubano podrán atribuirse el éxito y en caso de fallar obviamente culparán a USA, al ex Presidente Uribe o a la Virgen de Fátima.
Acuerdo general para la terminación del conflicto…..
Este documento suscrito en la Habana Cuba el 26 de Agosto de 2012, es el primero avalado por todas las partes involucradas, es decir incluye también a los países garantes y a Cuba como testigo. Este documento cumple el rol de marco general u hoja de ruta para las negociaciones.
En él se establecen cinco ítems muy concretos de trabajo dentro de los cuales hay algunos que resultan sospechosos por su poca claridad y la ambigüedad de los términos empleados y otro muy puntual resulta oneroso e injusto.
Política de desarrollo agrario integral
Este es un tema país, de vital importancia en el cual se discutirán políticas de estado para superar la pobreza en las zonas rurales.
Acceso y distribución de tierras
Políticas sociales; salud, educación, vivienda, combate a la pobreza, etc.
Créditos, subsidios, asistencia técnica a la producción agropecuaria, etc.
Políticas de seguridad alimentaria, entre otros ítem que son de gran importancia en la agenda de desarrollo rural. Principalmente si consideramos que todas las medidas que se adopten se focalizarán principalmente en las mismas zonas que han sido víctimas por décadas de la violencia de todos los orígenes.
El punto es ¿Por qué debe permitirse que un grupo narco-terrorista como la FARC, participe en la discusión de estos temas?
¿Tienen la FARC y las otras agrupaciones subversivas, la representación de algún sector de la población en forma legítima como para abordar estos temas?
Siendo los principales responsables de la pauperización de la vida en las zonas rurales y los mayores responsables del desplazamiento de campesinos, ¿tienen alguna autoridad moral para pretender ser ellos quienes resuelvan todos estos problemas?
¿Qué opinan los colombianos de que se les permita tocar estos temas? ¿Qué opinan los desplazados?
Este es uno de los errores más notables en lo que va de la negociación, por lo pronto no solo el ex Presidente Álvaro Uribe ha hecho sentir su molestia con esta decisión, más temprano que tarde otros sectores también lo harán y eso es delicado, pues este debe ser un momento de unidad.
Segundo ítem; participación política
Busca garantizar que al terminar el proceso los miembros de la FARC puedan ejercer cargos públicos y de elección popular.
¿Les gustaría a los colombianos tener narco-terroristas en un ministerio, en el congreso, en una alcaldía?
Tercer ítem; fin del conflicto
Llama poderosamente la atención el empleo del término “dejación” de las armas. Dejación en ningún caso implica entrega de armamento. Significa en lo concreto que este armamento podría ser o bien entregado a las Fuerzas Armadas o bien guardado por ellos mismos.
Puestos en la perspectiva de que decidan guardar el armamento, ¿qué destino y que utilidad le darán? Las posibilidades que se me ocurren son las siguientes: usarlo como una amenaza constante contra los poderes del estado, especialmente el judicial que en principio debería aplicar juicios y sanciones. Apertrechar a las bandas criminales que operan bajo el mando del narcotráfico, o ser exportadas por las largas y selváticas fronteras para formar o reforzar a grupos subversivos de otros países.
En este mismo ítem el numeral cinco señala que el Gobierno Nacional hará los ajustes institucionales necesarios para alcanzar la paz. ¿Qué significa en la práctica? Cambios en la constitución y las leyes para garantizar impunidad. Si ese fuera el caso que harán frente a los acuerdos internacionales que tienen otro carácter, como por ejemplo el Estatuto de Roma que dio origen al Tribunal Penal Internacional que juzga los crímenes de lesa humanidad. Y que harán con las órdenes federales de extradición en contra de medio centenar de altos mandos de la FARC por narcotráfico. Complejo punto.
El último ítem de este acuerdo aborda el tema victimas, verdad y reparaciones.
El texto debido a su naturaleza de primer acuerdo no puede ser tan específico, por tanto habrá que ver que entiende o a quienes reconoce la FARC la condición de victimas. Hasta aquí según declaraciones de las más altas autoridades de la FARC, las víctimas son ellos mismos.
Factores gravitantes a considerar
Opinión pública colombiana
Como es lógico esperar todos en Colombia quieren paz, una sociedad castigada por décadas de guerra y humillada repetidas veces por la mala fe del narco-terrorismo en anteriores y fallidos procesos de paz. Ha aprendido a ser más cauta, también más crítica y sobre todo más exigente con sus propias aspiraciones como país. Este es un factor determinante que se debe considerar y que en el momento propicio entrará potentemente en juego y que bajo ciertas circunstancias podría ser la causa de que las negociaciones no continúen.
Los resultados obtenidos en un importante sondeo de opinión denominado “La Gran Encuesta Colombia Opina” entregan un claro y contundente mensaje, los colombianos quieren paz, pero no a cualquier precio.
Empresa que realizó la encuesta: Ipsos-Napoleon Franco
Encargada por: RCN Radio-Tv, Revista Semana y La FM
Realizada en: 13 ciudades
Aprueba el proceso de paz 77%
Es optimista con el resultado posible 54%
No está de acuerdo en perdonar los delitos de los miembros de la FARC que actualmente están combatiendo 68%
No está de acuerdo en que los líderes de la FARC participen en política 72%
No está de acuerdo en que los líderes no paguen penas de cárcel sin importar el tipo de delito cometido 78%
No está de acuerdo en que los guerrilleros presos en Colombia o en otros países sean liberados como parte de los acuerdos del proceso de paz 80%
Cree que el Ejército está en capacidad de derrotar a la guerrilla 57%
Cree que de firmarse la paz, el país estará más seguro 56%
Piensan que la guerrilla no tiene voluntad de paz, solo una distracción para fortalecerse militarmente 52%
De acuerdo en que se negocie en medio del conflicto 47%
Cree que la guerrilla no puede ser derrotada, es necesaria la paz para eso 43%
Preferiría las negociaciones en Colombia y no en el exterior 54%
Está de acuerdo con la posición crítica del ex Presidente Uribe 33%
Las preguntas en que se tocan temas como derecho a participar en política, liberación de presos actuales, perdón y olvido por crímenes cometidos fueron condicionadas a la posibilidad de romper las negociaciones.
Las encuestas pueden variar, según coyunturas y contextos. Según avances o retrocesos, sin embargo acá hay posiciones que intuyo firmes y decisivas en el proceso.
Si bien un amplio sector se muestra a favor del dialogo y la búsqueda de una salida negociada al conflicto, una mayoría más que significativa desconfía de las verdaderas intenciones de la FARC y sus asociados. Dentro de este contexto un alto porcentaje confía en la capacidad de las Fuerzas Armadas para someter y desmovilizar al terrorismo
Una alta mayoría rechaza la posibilidad de que los líderes de la FARC puedan participar en política o detentar cargos públicos.
Aun más grande es el número de encuestados que rechazan la liberación de terroristas actualmente presos y muy similar es la opinión sobre la posibilidad de indultos o perdonazos para la FARC.
Este escenario de rechazo a las más importantes condiciones de la FARC, las mismas que han sido incluidas en el documento “Acuerdo General Para la Terminación del Conflicto”…. Que cité en párrafos anteriores pone cuesta arriba el trabajo del Presidente Santos, pues deja con muy escaso campo de maniobra al gobierno.
En la práctica que significa todo esto:
Que después de la presidencia de Álvaro Uribe los colombianos ya saben que con la decisión y la conducción adecuada el estado es capaz de combatir y obtener importantes victorias contra sus enemigos.
Que no están atemorizados como en épocas anteriores y por tanto no están dispuestos a tranzar a cualquier precio para obtener tranquilidad y paz.
Que no desean a terroristas y criminales participando en procesos democráticos, que lo consideran una burla a la misma democracia.
Que no están dispuestos a dejar impunes los crímenes cometidos contra su pueblo.
Que quieren transparencia en las negociaciones que se están llevando a cabo.
El factor Chávez
En este momento de la vida de Hugo Chávez es muy difícil poder elevar una hipótesis medianamente confiable con respecto a cuál será su participación en este proceso. Venezuela en su rol de país acompañante de este proceso puede “figurar” activamente en el mismo y buscar todos los réditos políticos internos y externos. Sin embargo la salud del Presidente es un verdadero misterio. De ser ciertas las especulaciones y rumores sobre su deteriorado estado de salud, ¿qué es lo que él privilegiaría? Preparar la continuidad de su revolución bolivariana cuando ya no esté con vida, como aparentemente está pasando o invertir tiempo y esfuerzo en este asunto que sin duda es estratégico para Venezuela pero no es Venezuela. Por tanto quedará como una interrogante que solo el tiempo podrá responder. Por lo pronto Chávez ya ha conseguido protagonismo y participación gracias al rol que ejerce su país.
Estados Unidos en la mesa de negociaciones
Es una posibilidad no menor que el gobierno de Estados Unidos tenga algún tipo de participación en las negociaciones. Muy probablemente desde la arista del narcotráfico. La lucha por la interdicción de las drogas en Colombia será más larga y creo que permanente con o sin FARC de por medio. Por tanto eso no estará en discusión. El tema candente será la extradición de narco-terroristas hacia USA, dentro de todas las posibilidades contempladas por los mandos de la FARC esta es una de las peores. Siendo prácticos el gobierno de Colombia no podrá decir que no ante estas demandas de la justicia norteamericana, y usando el mismo sentido práctico esta suerte es la que mas tratarán de evitar los comandantes de la FARC.
Es una difícil, titánica e histórica tarea la que ha asumido el gobierno del Presidente Santos. Donde el único punto unánime es que todos los sectores desean paz y eso incluye a la contraparte. La diferencia está en lo que cada uno de los involucrados está dispuesto a dar de sí para lograr el objetivo tan preciado.
Ha sido clarísima hasta acá la disposición de algunos sectores oficiales para hacer concesiones y sacrificios, en pro de la anhelada paz. Pero estos sacrificios incluyen la justicia, la verdad y hasta la dignidad de una ciudadanía que tal vez no acompañe con el mismo entusiasmo a su gobierno. Hace pocos días el Fiscal General Eduardo Montealegre dijo que “la paz está por encima de la justicia” pero son miles de colombianos victimas directos o indirectos, que no comulgan con el Fiscal.
El Presidente Santos deberá encontrar la manera de llevar adelante las negociaciones sin agrandar los errores ya cometidos y sobre todo sin irritar a la opinión pública, pues si su popularidad ha aumentado a propósito de este proceso, por esta misma razón se podría ir a la basura. Todo lo que pierda Santos lo capitalizará Álvaro Uribe, quien hoy en día es el más feroz opositor a las políticas de paz de quien alguna vez fuera su ministro más cercano.
Mantener y aumentar la capacidad de respuesta militar, ejecutar nuevas y atrevidas operaciones de captura o eliminación selectiva de terroristas de alto rango, intensificar el poder de fuego en las zonas de conflicto. Fortalecer y dinamizar las relaciones con la comunidad de inteligencia internacional, especialmente con Interpol. Cualquiera sea el resultado de este proceso clave, siempre habrá quienes no deseen participar ni integrarse por tanto no es aventurado suponer una verdadera “diáspora narco-terrorista” a nivel hemisférico.
Seguir combatiendo como si no hubiera negociaciones y negociar como si no hubiera combates. Porque al final la cadena se cortará por el eslabón más delgado.
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