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sexta-feira, 25 de fevereiro de 2011

ARMAS, MALDITAS ARMAS

Leslie_Ojeda_Parada.jpg

Son armas todos aquellos instrumentos fabricados con el propósito de producir amenaza,   lesión o muerte.

Un rifle de aire o de  postones es indiscutiblemente un arma,   estos “juguetes”  son básicamente de tres tipos según la planta de poder,  es decir según el  mecanismo que utiliza para empujar el postón fuera del cañon.

Neumáticas
De resorte y pistón
De CO2
En todas sus modalidades son peligrosas y potencialmente mortales. Definitivamente no son un juguete y no deben ser manipuladas por cualquier persona y menos en cualquier sitio.

Ayer una niña de 10 años,  que vino desde Coronel a pasar sus vacaciones junto con su papá.  Murió a consecuencia del impacto de un postón,  disparado accidentalmente por su prima de dieciocho años.  El proyectil se alojó en el cuello de la pequeña,  lo que le produjo una hemorragia imparable  que terminó con su vida en minutos.

Nuevamente un ejemplo brutal del riesgo de tener armas en casa,  aunque en nuestra legislación este tipo de armas no tengan restricción o control alguno.  Cada cierto tiempo debemos lamentar este tipo de hechos,  pero solo sirven para ejercitar los lagrimales,   en ningún caso para replantear la actual legislación y tomar una posición que en búsqueda del bien común y cautelando los intereses de la ciudadanía y de los mismos importadores y distribuidores de estas armas,  regule de alguna manera  la adquisición y el uso de estos elementos.

Me pregunto a ratos,   si este accidente no hubiera ocurrido en una barriada pobre de Conchali, si no en un exclusivo condominio de Las Condes,  ¿no estarían ya los diputados discutiendo el tema en la televisión?,  ¿no habría una acción de los medios informativos mas profunda que la simple mención en la crónica roja?  Pero todos los niños no son iguales.

Al  plantear estos temas  se desvirtúa la discusión;   mezclando la tenencia y en algunos casos el porte de armas con la seguridad ciudadana,  el control de la delincuencia  y el delicadísimo concepto de la Legítima Defensa,  contemplado en todas las constituciones del mundo.  Como si fuera tan difícil entender que al menos en el Chile actual los conceptos antes mencionados no tienen relación directa con la tenencia y/o porte de armas por parte del ciudadano común.   Aún mas como si las muertes y heridas accidentales con armas de todo tipo,  no demostraran hasta la saciedad que además de no ser efectivas en la prevención y combate del delito,  son la causa de la desgracia de muchos inocentes y desprevenidos.

Si la represión armada, fuera la solución a los problemas delictuales.  Los gobiernos hace mucho habrían militarizado la lucha anti-delictiva.  Matando al perro para terminar con la rabia.   Pero la realidad nos enseña que la solución no es táctica,  si no estratégica.

El caso de Leslie Valentina Ojeda,  me lleva  recordar uno de los primeros funerales a los que asistí.  Un niño con el que jugué en varias ocasiones -es decir un amigo-  murió  a consecuencia de un disparo en el corazón.  Percutado accidentalmente por su hermano.   Esa familia jamás volvió a ser la misma. Así como tampoco serán los mismos los familiares de Leslie y mucho menos la jovencita en cuyas manos se produjo el accidente.

Los cambios en las leyes son necesarios,  pero no serán por si solos la solución a este tipo de situaciones.  Deben operarse transformaciones  más profundas en la mente y la conciencia del ciudadano común.  Ya que desgraciadamente solo le damos el valor y la dimensión a la vida humana,  cuando contemplamos un cadáver.

Las armas de todo tipo deben ser de uso exclusivo de los profesionales en la materia,  tanto  efectivos policiales como   militares.  En el caso de los  civiles, idealmente que nadie pueda tener, ni mucho  menos aun portar un arma.

Al menos me permitiré soñar con que la Ley de Armas y Explosivos,  en algún momento sea reformada incluyendo estos peligrosos “juguetes” de aire,  además de aumentar los requisitos para poseer armas de fuego.

Leslie Valentina,  descansa en paz pequeñita.

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